¿Cómo y cuándo se formó el sistema solar?
El Sol y los planetas se formaron hace unos 4 mil millones y medio de años a partir de una nube masiva de hidrógeno, helio y pequeñas cantidades de otros elementos como oxígeno, carbono, nitrógeno, hierro y silicona. Al aglomerarse el material de la nube, su fuerza de gravedad atrajo todavía más material, con lo que los bultos crecieron cada vez más. En el centro de esta nube, el grumo más grande se convirtió en una “protoestrella” –una nube brillante que todavía no es una auténtica estrella. La fuerza de gravedad comprimió el núcleo de esta bola de gas que estaba colapsándose, hasta que su temperatura y presión fueron lo bastante altas para empezar a fusionar en su núcleo helio en hidrógeno, haciendo que el Sol liberara energía. Así nació nuestra estrella.

El material restante de la formación del Sol existía en forma de gases y diminutos granos minerales (polvo) por la nube, mientras que los gases congelados estaban en otras partes, más frías, de la nube. En las regiones interiores y más calientes, los granos de polvo de los materiales más pesados se unieron para formar Mercurio, Venus, la Tierra y Marte (los planetas terrestres). En regiones más frías y más alejadas del Sol, agua congelada, metanol y amoníaco aportaron sus materiales a los planetas en formación. Estos planetas exteriores crecieron tanto, y tan rápidamente, que sus fuerzas de gravedad atrajeron también los gases de hidrógeno y helio cercanos. Estos gases son ahora los ingredientes principales de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno: planetas gigantescos que pueden tener núcleos pequeños y rocosos debajo de miles de millas de nubes. Plutón está formado de hielo (agua congelada, metanol y amoníaco) mezclado con roca.