El material restante de la formación del Sol existía en forma de gases y diminutos granos minerales (polvo) por la nube, mientras que los gases congelados estaban en otras partes, más frías, de la nube. En las regiones interiores y más calientes, los granos de polvo de los materiales más pesados se unieron para formar Mercurio, Venus, la Tierra y Marte (los planetas terrestres). En regiones más frías y más alejadas del Sol, agua congelada, metanol y amoníaco aportaron sus materiales a los planetas en formación. Estos planetas exteriores crecieron tanto, y tan rápidamente, que sus fuerzas de gravedad atrajeron también los gases de hidrógeno y helio cercanos. Estos gases son ahora los ingredientes principales de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno: planetas gigantescos que pueden tener núcleos pequeños y rocosos debajo de miles de millas de nubes. Plutón está formado de hielo (agua congelada, metanol y amoníaco) mezclado con roca.